Es ciega y es hiriente en el reflejo
el agua de los charcos. En el frío
azulino la media luna pesa
como la historia, y choca contra el agua.
La arboleda se alarga, y son sus hojas
microscópica, infinitamente raídas
por invisibles huéspedes que avivan
el deseo en los ojos.
También mi corazón,
ciego y sin historia, resbala en el fango
con oro, anocheciendo.
Primer poema del poemario "El Errático", que está dentro del libro
"Introducción a la Tierra" de Eduardo Apodaca.
Ed. Universidad del País Vasco, 1991.
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