La calle permanece
a la vez que se siente ir
y en el quieto aire
confluyendo están mundos
que vive el pensamiento sin pensarlos.
Están solos también
los miradores
ante el pasar de las calles
en ellos se redobla en opaca
la transparencia de la soledad
y se ve el otro lado del silencio
ambos se aman una luz
transformada y fija dejan
queriendo retenerse
Pulsando solo y contenido
el silencio se abisma
calle abajo, dentro
de las almas muertas o de aquellas
dormidas del lado de los muertos
Aquí son, en la calle
que de nuevo recibe
la mirada
Eternidad
que aguarda la eternidad
Pesado como tierra el techo
el parabrisas dispuesto
y detenido, los coches
fueran habitados de búhos invisibles
La mirada va sola
parece que el silencio
dilatado de amor
hubiera invadido la distancia
Un gato
con la noche cruza
se detiene, y las vibrisas
tiemblan de ser entre las rutas
en la desposesión del círculo
del tiempo solo
se va por otra calle
lonjas camarotes tejados
las rutas cotidianas
marcadas de misterio
como en la lengua yacen
las palabras y buscan
el alma del poeta
Y de pronto un río
de olvidado sueño
las estrellas vistas
entre las nubes viajeras
otras rutas que sabe
iguales el amor
Correspondencia del vacío
La música se interna
y no está en ninguna parte
*
De el poemario "El Errático"
que está dentro del libro
"Introducción a la Tierra" Eduardo Apodaca.
Ed. Universidad del País Vasco. 1991.