Olvidos en cenizas
del cementerio frío en el otoño.
Allí reposan restos
del vehículo amado de tu espíritu.
Pero es pura ficción,
allí ya no estás tú.
Tu ser se ha diluido en el paisaje:
los edificios rojos, sus tejados,
las nubes en su magia cotidiana.
Mis palabras ascienden por el vértigo.
Tú estás en todas partes.
Animas mi silencio y mi bullicio.
Mis células te cantan.
Mi corazón no sabe de destierro.
Tú habitas el planeta y la galaxia,
también la arena...
Tu presencia me calma por las noches
y las imágenes del mundo
son cómplices de todos mis recuerdos.
Ana Muela Sopeña 21/02/2008.
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